Estamos en pleno Carnaval. Seguro que ya sabéis que
es una fiesta muy antigua que, con matices diferentes, se celebra en casi todo
el planeta. Su origen parece estar en las fiestas paganas del mundo romano pero
también hay celebraciones similares en el Antiguo Egipto. Las fechas de los
festejos carnavaleros terminan con el Miércoles de Ceniza, inicio de la
Cuaresma. Aunque en nuestros días hay muchas costumbres que se han adaptado al
curso de los tiempos, tenemos que recordar que el sentido del Carnaval va
ligado a cierto desenfreno y permisividad antes de los rigores de la Cuaresma,
se decía adiós a la carne para saludar las legumbres y verduras hasta la Semana
Santa.
Como no podía ser de otra manera, la literatura ha reflejado
esta realidad desde antiguo. En español, una de los primeros y más conocidos
textos es la “Batalla de Don Carnal y Doña Cuaresma”, que aparece en El Libro
de Buen Amor, del Arcipreste de Hita (siglo XIV). También hay artículos
periodísticos de Bécquer, “El Carnaval” y Larra, “Todo el año es Carnaval”, que
ofrecen una visión crítica de algunas cuestiones sociales en el siglo XIX. El
relato costumbrista de Mesonero Romanos “El Martes de Carnaval y el Miércoles
de Ceniza” nos ofrece otra visión más o menos en la misma época. El genial
Valle –Inclán tituló Martes de Carnaval a una trilogía de esperpentos de los
años 30 compuesta por Las galas del difunto, Los cuernos de don Friolera y La
hija del capitán. En poesía podemos recordar “Canción de Carnaval” de Rubén
Darío.
Mañana leeremos alguno de estos ejemplos en clase.
Mañana leeremos alguno de estos ejemplos en clase.
No hay comentarios:
Publicar un comentario